Religión maya
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El Juego de Pelota Maya, que es una rama del Juego de Pelota Mesoamericano, es un evento deportivo que fue jugado a lo largo de la era mesoamericana por la civilización maya. La civilización maya se extendió por gran parte de Centroamérica. Uno de los nexos comunes de la cultura maya de México, Guatemala, Honduras y Belice es el juego que se realizaba con una pelota de caucho, del que hemos tenido conocimiento a través de varias fuentes[1] El juego de pelota maya se realizaba con grandes canchas de piedra. El propio campo de juego de pelota era un punto central de las ciudades mayas y simbolizaba la riqueza y el poder de la ciudad.
El juego de pelota maya se originó hace más de 3.000 años[1] El Popol Vuh describe la historia del pueblo k’iche’ y sus gobernantes y menciona la importante posición del juego de pelota maya. A través de este juego de pelota, se describe y representa un conflicto de las fuerzas de la oscuridad y la luz. Según la tradición, los hermanos gemelos Hun Hunaphu y Xbalanque aprovecharon su estancia en la tierra para jugar a la pelota. Con el ruido del juego, se despertó la ira de Vucub Came, el amo del inframundo. Se produjo una pelea que dio lugar a la formación del juego. Tras el juego, uno de los hermanos fue decapitado y su cabeza se utilizó como pelota de juego. Del tronco decapitado del jugador, escapaba sangre en forma de serpientes. Esta sangre se tomaba como símbolo de fertilidad. Esta escena está representada en relieves en las paredes de las canchas de juego, como el ejemplo más famoso de Chichen Itza en México[1].
Cocina maya
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Los artesanos especializados también desempeñaron un papel importante, creando artículos de lujo y desarrollando dispositivos para superar problemas específicos generalmente por decreto real. También se dedicaban al comercio a largo plazo de casi cualquier otra necesidad, como la sal, la patata, la piedra y los artículos de lujo, ya que había una gran necesidad de comercio para reunir esos bienes básicos. Los tipos de comercio variaban mucho según la región, con distritos específicos de los reinos que se especializaban en un oficio concreto y que contaban con trabajadores de todas las habilidades necesarias para producir su especialidad designada. Las zonas solían tener una especialidad designada basada en los recursos disponibles en sus áreas, lo que permitía una producción y distribución muy rápida de los productos de una región.
Mitología maya
La historia de la civilización maya se divide en tres periodos principales: el Preclásico, el Clásico y el Postclásico;[1] estos fueron precedidos por el Periodo Arcaico, que vio los primeros asentamientos y los primeros desarrollos de la agricultura[2] Los estudiosos modernos consideran estos periodos como divisiones arbitrarias de la cronología de la civilización maya, más que indicativos de la evolución o decadencia cultural[3]. [Las definiciones de las fechas de inicio y fin de los periodos pueden variar hasta en un siglo, dependiendo del autor[4] El Preclásico duró desde aproximadamente el 3000 a.C. hasta aproximadamente el 700 d.C.; le siguió el Clásico, desde el 700 d.C. hasta aproximadamente el 950 d.C., y luego el Postclásico, desde el 950 d.C. hasta mediados del siglo XVI[5] Cada periodo se subdivide a su vez:
Los mayas desarrollaron su primera civilización en el período Preclásico[9] Los estudiosos siguen discutiendo cuándo comenzó esta era de la civilización maya. Los descubrimientos de la ocupación maya en Cuello, Belice, se han fechado con carbono en torno al 2600 a.C.[10] Los asentamientos se establecieron alrededor del 1800 a.C. en la región del Soconusco, en la costa del Pacífico, y ya cultivaban los productos básicos de la dieta maya, como el maíz, los frijoles, la calabaza y el chile[11] Este período, conocido como el Preclásico Temprano,[11] se caracterizó por las comunidades sedentarias y la introducción de la cerámica y las figurillas de arcilla cocida[12].
Los mayas de El Salvador
Los mayas del Clásico, en particular, desarrollaron una de las astronomías anteriores al telescopio más precisas del mundo, con la ayuda de su sistema de escritura completamente desarrollado y su sistema numérico posicional, ambos totalmente autóctonos de Mesoamérica. Los mayas del Clásico comprendían muchos fenómenos astronómicos: por ejemplo, su estimación de la duración del mes sinódico era más precisa que la de Ptolomeo,[1] y su cálculo de la duración del año solar tropical era más preciso que el de los españoles cuando éstos llegaron[2].
En el año 46 a.C. Julio César decretó que el año estaría compuesto por doce meses de aproximadamente 30 días cada uno para hacer un año de 365 días y un año bisiesto de 366 días. El año civil tenía 365,25 días. Este es el calendario juliano. El año solar tiene 365,2422 días y en 1582 había una discrepancia apreciable entre el solsticio de invierno y la Navidad y el equinoccio de primavera y la Pascua. El Papa Gregorio XIII, con la ayuda del astrónomo italiano Aloysius Lilius (Luigi Lilio), reformó este sistema suprimiendo los días del 5 al 14 de octubre de 1582. De este modo, se volvió a alinear el año civil con el tropical. También suprimió tres días cada cuatro siglos al decretar que los siglos sólo son bisiestos si son divisibles uniformemente por 400. Así, por ejemplo, 1700, 1800 y 1900 no son años bisiestos, pero sí lo son 1600 y 2000. Este es el calendario gregoriano. Los astrónomos utilizan el calendario juliano/gregoriano. Las fechas anteriores al 46 a.C. se convierten al calendario juliano. Este es el calendario juliano proléptico. Los cálculos astronómicos devuelven un año cero y los años anteriores son números negativos. Esto es la datación astronómica. En la datación histórica no hay año cero. En la datación histórica, el año 1 a.C. va seguido del año 1, por lo que, por ejemplo, el año -3113 (datación astronómica) es el mismo que el 3114 a.C. (datación histórica)[3].